Durante el proceso de aprendizaje, es un factor fundamental el que los alumnos puedan aplicar en forma práctica, los conocimientos alcanzados, pero estando aún bajo la supervisión y orientaciones de sus profesores. Es por esto, que el empleo de la simulación durante el proceso educativo, es un complemento útil y muy eficiente, en el que se presentan situaciones directamente relacionadas con las que los futuros profesionales puedan verse expuestos, una vez finalizado el proceso, aumentando su capacidad de respuesta.
La simulación imita la realidad y permite el diseño de programas que consideren cada aspecto de cual se requiera obtener una respuesta, siendo estos mismos, los que serán chequeados y controlados para quienes deban ejecutarlos, permitiendo que las conductas sean fácilmente observadas en este sistema y luego, frente a un ambiente real. Junto a ello, permite la experimentación por parte de los alumnos y ante sus errores, corregirlos o encontrar soluciones.
Es a través de la simulación, que se genera un ambiente virtual, similar a uno real, pero con una reducción considerable de los riesgos propios de la ejecución, o los efectos que causaría un mal uso de los medios.
Es importante mencionar, que junto al empleo de nuevas tecnologías, deben ser consideradas nuevas normas, regulaciones y una restructuración en la planificación docente, que incorpore estas herramientas como una parte del proceso, pero no como su fin o tampoco como su prioridad durante el proceso. La tecnología debe aprovecharse al servicio de la educación, y esta última, debe adaptarse al desarrollo continuo de la tecnología, la que permite el aprendizaje con un menor costo, con riesgos limitados y posibilita la experiencia ante diversas situaciones, obligando a tomar decisiones, y permitiendo ser corregidos antes de que los errores tengan consecuencias considerables, por lo que logra una mejor preparación.
Si bien inicialmente presenta un costo elevado, lo que puede ser analizado en el corto plazo, en el mediano y largo plazo reduce considerablemente el gasto de la ejecución, ya que los costos en terreno son considerablemente elevados. La simulación reduce la brecha entre la teoría y la práctica, facilita el aprendizaje y permite disminuir los tiempos del proceso educativo.
Finalmente, la simulación no debe ser considerada como la única herramienta de enseñanza, ya que es solo una parte de un proceso que iniciará con una teoría y que permite una práctica virtual previa a la práctica en terreno, evaluando así, el momento oportuno para proseguir con la práctica en terreno.
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