Hace un par de años dejé de lidiar con esto de la tecnología, era insoportable
la presión de los alumnos; “Profe, ¿tiene MSN?, ¿Se lo puedo enviar por
correo?. Profe, “Lo vi en internet”, “lo baje de YouTube” “y si en vez de una carpeta, ¿hacemos un video|?”
. Mis argumentos para oponerme eran
débiles, más fuertes eran los miedos. De pronto en la sala había un lenguaje
que no entendía, Me sentía un
dinosaurio, y como no, si lo más sofisticado que yo tuve en el colegio fue una
máquina de escribir y después, bueno,
después nada, (había otras prioridades).
Luego, el uso de los PC. Exclusivamente como otra máquina de escribir pero más moderna.
A pesar de mis esfuerzos por subirme a ese
barco, con ayuda de muchos jóvenes
profesores, no he logrado ponerme al día. Ahora los alumnos me acosan con Face Book,
Tuitter y no sé qué más. La
institución donde enseño también
presiona para incorporar elementos
tecnológicos a la didáctica de trabajo como si fuera lo más fácil de hacer y
por supuesto sin la posibilidad de capacitación. Alguien podría preguntar… bueno y en la
universidad, el proceso de formación docente, ¿No lo preparó al respecto?. No, no fue así. Claro, tuvimos un módulo que pretenciosamente abarcaba muchas áreas de la
tecnología para la educación en un tiempo insuficiente. Convertirse en autodidacta, ser alumno y profesor al mismo tiempo dentro
de una sala da clases, ha sido en consecuencia la manera en que en los personal y muchos de mis colegas han
tenido que emplear para subirse a este barco y evitar ser atropellado e
inexorablemente extinguido del proceso educativo.
En definitiva, el profesor debe asumir y
apropiarse de las TIC. Entendiendo por una parte que está, lo quiera o no, en
medio de la avalancha tecnología, que tiene un recurso inagotable para mejorar
su desempeño profesional y que el nuevo alumno va a aprender con la tecnología
a pesar del docente.
Alfredo Ferrán Silva miércoles 27 Junio 2012
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